Llamadme enloquecido, nadie nace loco.
No importa lo alto que volemos porque al final siempre caeremos, ni hasta donde pueda alcanzar nuestra imaginación porque al fin y al cabo la realidad es la más densa de las materias. Porque ya he estado abajo y no quiero más amenizajes. Imaginaré el mundo perfecto mientras pueda manterme allí arriba, pensaré que tras ese manto de colores absurdos se encuentra todo aquello que he querido y deseado... y así, con un poco de suerte, conseguiré que llegue el momento en el que la realidad me haga un guiño de complicidad y me convenza de que su mundo no es tan malo... y es que sigo esperando. Sigo sin querer aterrizar.
"El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos."