LITERATURA CASERA: Diario de un optimista

Historias paradójicas, creo que esa es la llave del optimismo, intentar siempre buscar la cara más oculta a la vida cotidiana.

Tengo desde hace algún tiempo una espina clavada en el corazón, ya ni la siento pero durante mucho tiempo se me iba clavando cada vez un poquito más, hasta que intenté buscar el significado oculto, la respuesta escondida en algun punto oscuro de tan escabroso sentimiento... y tras largo tiempo transcurrido lo encontré. Tan simple, tan complejo o quizás tan estúpido como que las espinas no dañan, son simples inyecciones que la vida te da, inyecciones que al principio escuecen un poco pero que luego te hacen caminar de otra manera, hacen que la vida sea una carretera recta y despiertan tu mente para saber cómo salvar los obstáculos. ¿Estúpido? bien, creo que es hora de abrir los ojos y si estos ya están abiertos quizás sea hora de aprender a ver, a diferenciar y solo así encontraremos respuestas.

La espina da vida al pescado, le da movimiento y de alguna manera es el motor de su supervivencia, el pescado con ayuda de esas espinas se abre camino. ¿Las flores? Son bonitas ¿pero no es el aroma la mayor de sus enemigas? Es el aroma la que le arranca la vida, la que atrae a enemigos que intentan poner punto y final al crecimiento de sus colores, no obstante, son las espinas sus únicas aliadas, las que le da defensa y seguridad, simplemente sin ellas no serían tan felices.

Yo también guardé el aroma de las experiencias en un frasco y tras abrir los ojos dejo que sea esa espina clavada en el corazón la que guie mis pasos. Porque ella me defenderá, ella hará que me mantenga alerta ante los obstacúlos de la carretera, porque simplemente la vida es lo que es, un largo recorrido que no podríamos recorrer sin ayuda de alguna armadura; esa armadura no son las espinas, esa aramadura es la punzada constante que te hace estar despierto. Lo comprenderás cuando se te clave una espina en el corazón.


En el ambiente: Love song "THE CURE"

NEXT LEVEL: NEW LIFE

Primer capítulo de un blog que marca una serie de cambios, bueno, solo marca un cambio, pero por extensión afecta a todo lo demás. Viviendo una posible línea fronteriza entre dos tipos de vida, una línea separada por apenas unos meses, como la metamorfosis que supuso pasar de la infancia a la adolescencia. No es un cambio que me esté afectando ahora, es un cambio que me hace ser consciente de la inutilidad de los recuerdos, o dicho de otra manera, el pasado sea bonito o no, no vale para nada.

El tan sonado cambio es mi futuro. A medida que pasa el tiempo no se si la idea de ir construyendolo día a día es acertada o erronea, pero solo con conseguir plasmar en mi mente la posibilidad de hacer mio el destino creo que me conformo.


Como paradoja a todo esto vengo de pasar un fin de semana en Barajas, en el pasado más bonito, que sigue sin servir de nada, pero me ha hecho sentir bien. Quizás apoyado de alguna manera por la alta graduación de alcohol en mi sangre, quizás por situaciones en las que 3 minutos han parecido 3 horas u otras más agradables en las que una hora y pico de conversación se te quedan en un saludo... pero todo ha tenido algo de especial.

Pues eso es, ha pasado el verano, ha venido el frío, Matías Prats ha vuelto de sus siempre gozosas vacaciones y los anuncios de navidad empezarán a torpedear en unas pocas semanas, pero a quien coño le importa, ese es el destino que conocemos. Yo me voy a preocupar ahora de ir a la cama, que aún no sé q me va a pasar mañana.



En el ambiente: MIRACLE DRUG "U2"